lunes, febrero 01, 2021

Desde mi ventana

 LOS HEROES SILENCIADOS, I

Escribe desde España, Carlos  Paico Joaquín.

En esta pesadilla vírica interminable, una sociedad atónita asiste resignada  por amor  de situaciones inéditas desde hace más de un siglo, al recorte de derechos, a una febril destrucción del empleo, a la descapitalización y hundimiento de pequeños y medianos negocios, al derrumbe del turismo, al deterioro de la enseñanza troceada en presencial y telemática, con especial detrimento del alumnado más desasistidos del acceso a los medios tecnológicos.

Más allá de los aplausos emocionados a los sanitarios, a las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, FFAA, y a todos aquellos y aquellas que con su labor estratégica permitieron que el país caminase en sus dificultades, hay muchos otros héroes silenciados…

Los pensionistas que estiran con generosidad sus ingresos para acoger en ellos a hijos y nietos… Los que cada día, según se agrava el invierno, lidian en el silencio de sus hogares con la pobreza energética envueltos en viejas batas de casa y la manta en las rodilla para evitar enchufar una estufa que desequilibre su bono eléctrico… Los que en las lámparas del techo dejan solo una bombilla para paliar un consumo que los devore… Los que están confinados de la mañana a la noche en sus casas no por prescripción gubernativa, sino porque no pueden comprometer su peculio tomándose un café en el bar de la esquina alterando su  decrepito presupuesto. Los que atesoran los tiques de sus magras  compras en el “súper”  para lograr los euros de gratificación de las ofertas que son como un buche de oxígeno en su economía…

Los padres y madres que cada día hacen ver a sus hijos que la vida es bella a costa de recurrir de forma habitual al plato de macarrones y la pizza para poner algo en la mesa... Los que tragándose sus restos de orgullo, imitando a los que en los tiempos más agrios de nuestra historia aguardaban en la puerta de los cuarteles para alcanzar las sobras del rancho de la tropa, están en las colas del hambre para llevar algo al estómago. Los que por tener tan poco, hay quien cree que ni necesitan techo y a golpe de porra se les envía al arroyo para mayor beneficio de fondos buitre en los que se ha doctorado la familia Azar al completo….

Fue obsceno ver a demasiadas corporaciones locales, sin distinción de colores, lanzarse como perros hambrientos sobre el dinero público para subirse con desenfreno sus estipendios, mientras se atascaban de forma indecente la tramitación de ayudas como las del talón restaurante u otras, pensadas para paliar necesidades extremas… Es trágico que la Política, en mayúsculas, esté en manos de alguna gentuza que le roba el alma y la convierte en práctica desalmada. (Continuará).

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