Es 7 de la mañana en Huancata, aun “no llega el Sol”, pero en las alturas de Chancuya y Chachacoma vemos lo que conocemos como “ahí viene el Sol”. Aquello es la sombra que se “dibujan” en los cerros cuando el Sol aparece en el Este frente a los cerros del lado opuesto. Por su parte, el vehículo de transporte de pasajeros anuncia su llegada a Huancata por el barrio de Yanatupe procedente de Huanchac con destino a Lima (es sábado 10). Abordar el vehículo es rápido, luego continua la ruta Sangallaya-Huarochirí, destino de algunas personas para actividades comerciales en “días de carro”, gestiones sobre el sistema de riego; mientras otros esperan no más de 45 minutos para continuar viaje a Lima. 8.10 de la mañana y en la tierra de Julio C. Tello se dinamiza la economía local, se escucha Radio Programas y Radio Huarochirí, es decir, noticias versus música huarochirana. Es momento para desayunar, elijo un plato típico a base de maíz, caldo de mote, al final una hierva sagrada. Hay compra-venta de manzanas, chirimoyas y lúcumas de Shuntushula, Quiripa, Huanchac, Churacocha y Alloca; de la ganadería de Huarochirí carnes rojas y el tradicional queso huarochirano.
9.30 am. con radiante Sol y una 4x4 conducido por don Jorge, la compañía de la señora Hermelinda Quispe y una tía suya, enrumbamos viaje de retorno a Lima, ya al pie del cerro Caballero percibimos la geografía agreste y caprichosa de la cuenca alta del río Mala, centros poblados, puntos verdes alrededor de manantiales, los límites que separan sequia de pastizales y tierras de cultivo; asimismo, la huella de muchas parcelas que fueron dejadas de cultivar por el despoblamiento, migración. Por Escomarca debemos decidir si tomamos la vía Tinaja-Lima o Chorrillos-Antioquia-Lima (hay trabajos de pavimentación de la carretera: Chontay-Antioquia) optamos por lo primero, más adelante hay personas trabajando un canal de irrigación que integra muchos pueblos; luego, Buena Vista donde ya no hay el queso de cabra por haberse comercializado en Escomarca; una lugareña refiere que la vía Tinaja no es recomendable, pues el tránsito de vehículos pesados con mineral no metálico han dañado la carretera, este dato se corrobora cuando el conductor esquiva y evita el arrastre del vehículo. Desde la cumbre al llano hay muchas vueltas que recorrer. En el trayecto nos viene a la memoria lugares clásicos de la ruta: corral blanco, roda piojo, cabreros, asna puquio, pedregal, barranco grande, arenal, pampa grande, etc. Con el calor agobiante, vemos cerros y quebradas desérticas, variadas especies de cactus desafiantes al Sol, testigos del tiempo, pero allí están frente al calor con sus espinas macizas ante cualquier depredador.
Después de 2 horas y 10 minutos ya estamos en Tinaja, ahora el recurrido es sin vueltas a Manchay-Cieneguilla. Nos preguntábamos cómo sería el trabajo de la carretera en los años 1920, 1921 y siguientes hasta llegar a Huarochirí en 1944, ¡son 44 años de trabajo! Más a la costa vemos extensiones de terreros eriazos, construcciones de material noble y otras precarias como respuesta a la expansión urbana; desconocemos si hay planificación urbana y control en las heterogéneas lotizaciones ¿habrá en esto invasiones y tráfico de tierras comunales? Después de soportar el calor, percibir cerros, cactus, sequia y tierras áridas; motiva pensar en infraestructuras de riego, por ejemplo, el Proyecto Represa Wuiclio con S/. 3 millones de presupuesto y que las autoridades deben fiscalizar la ejecución del gasto; igual, más recursos para canalizar el Canal Kollpa. Estas son dos exigencias de la población rural en la cuenca alta del río Mala. El Estado debe pasar del asistencialismo al apoyo social productivo y los gobernantes del clientelismo político a una verdadera participación ciudadana inclusiva.
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