Milner es una afirmación de
identidad nacional y personalidad que ha
cultivado su arte sobre estructuras trapezoidales de la cultura inca.
Refiriéndose a Machu Picchu en su momento declaró: “Un día… fuimos de viaje a visitar las ruinas. Era cuando aún se podía dormir en ellas, y, al
amanecer, en vez de arquitectura vi tres ventanas, tres trapecios flotantes en
el espacio. Me dije entonces que por ahí
debía seguir”. En otro momento ha dicho: “La creencia de que el Intihuatana
ataba al sol para que no muera la tierra, tiene cierta analogía con mi problemática. En mis telas Inti, el sol,
es un trapecio de color que ilumina y da vida al resto, sin el cual el cuadro
no funciona”. La crítica especializada se ha ocupado del Maestro Cajahuaringa. El Director de la Revista DIART de Madrid, en 1978, sobre Milner escribió: “… No pide ni exige, solamente
pinta desde la evolucionada transformación de sus raíces y su pintura se llama
América, y al contemplarla somos integrantes mestizos, absolutamente
americanos”. En un diario local de Lima, junio 1968, leemos: “… Si en cualquier
lugar del mundo quisiéramos identificar el lenguaje plástico estético con la
cultura peruana, integrando el ayer y el hoy, nadie lo lograría mejor y con
expresión más auténtica que Milner Cajahuaringa”.
Milner, Maestro de muchas promociones
en las artes plásticas cumple años. Hace más de
diez años se trasladó a vivir en Cieneguilla. Su casa, rodeado de árboles, el cantar de las aves, un cultivado jardín, es decir naturaleza viva con su pureza, además de sus cuadros con formas trapezoidales y colores flotantes que son
una constante en su obra. Milner
nos dice: en Cieneguilla tengo muchos vecinos, veo el paisaje, veo el crepúsculo del amanecer en Pariaqaqa,
veo el sol en todo su esplendor y veo,
también, el arte para la eternidad como la eternidad de Huarochirí y el Perú.
No hay comentarios:
Publicar un comentario