La explotación minera en la
colonia obedeció a la política económica española sustentado en el
mercantilismo. En los primeros tiempos de la conquista adquirieron oro y plata
a través del saqueo o trueque con los aborígenes, luego vendría la explotación
minera orientado en aprovechar al máximo
una veta y socavones en centros mineros
de los siglos XVI y XVII: Potosí en
1545, Huancavelica en 1564, Cailloma en 1590, Cusco en 1590, Castrovirreyna
1591, Oruro 1608, Lucanas y Pasco en 1630. Al haberse creado en 1776 el Virreinato
del Río de La Plata, significó para el Perú la pérdida de los centros mineros
del Alto Perú, en especial Potosí; pero a la par se encontraron otras zonas
mineras: Hualgayoc en Cajamarca, Huallanca en Tarma, Huantajaya en
Tarapacá, Pasco, Huarochirí en Lima,
entre otros. “El Peruano Independiente”, edición del sábado 22 de octubre de
1825 da cuenta: “… el manto metalúrgico de Yauricocha produjo más de 40 millones de onzas
de plata en los últimos 20 años…En el año de 1790 se amonedaron en Lima, 4
millones doscientos setenta y dos mil onzas de plata, y 48, 304 onzas de oro, siendo extraídos de las
minas de Pasco la mitad de esa cantidad”. Entre 1790 – 1801 en Pasco se produjeron 13,276
barras de plata. Si a esta mínima
referencia minera, agregamos que la organización política y social del
virreinato tuvieron consecuencias muy graves e
incontrolables por la inmensa distancia que separaba España de Perú; los virreyes concentraron en su persona innumerables atribuciones de
índole diversa; funciones administrativas, legislativas y judiciales, eran
en la colonia verdaderos señores
soberanos que disponían de poder temible
y perverso.
Bajo el Reinado de Carlos IV en España y
Virrey en el Perú don Gabriel de Avilés y del Fierro, Marques de Avilés,
1801-1806, un navío español Nuestra Señora de Las Mercedes, partió de Perú a Cádiz, España, transportando 17
toneladas de monedas de oro y plata valorizados en 500 millones de dólares;
apetitoso cargamento para corsarios o piratas ingleses quienes en su pretensión violenta para
apropiarse los metales preciosos el
navío naufrago en octubre de 1804,
alojándose el cargamento en el fondo del
mar, frente a las costas de Portugal. 203 años después del
naufragio, una empresa norteamericana “caza tesoros” en mayo del 2007 ha rescatado el tesoro acuñados en Lima con el retrato del
Rey Carlos IV. En su momento, el Ministro de Cultura de España Sr. César
Antonio Molina, declaró: “ese barco tiene
bandera española y Perú nada tiene que reclamar por que en aquella época
pertenecía a España”. La historiadora Cristina Mazzedo de la PUCP,
sostuvo: “… es cierto en esa época el Perú no era una comunidad política, era un
reino de España, pero si se comprueba que esas monedas se acuñaron en el Perú,
con oro en verdad extraído del Perú, entonces, más allá de los acuerdos
internacionales, existe un tema ético y moral” (Takillakta del Perú). Después
de varios años de litigio un Tribunal de Estados Unidos ha decidido
el 01-02-2012, que el tesoro rescatado del fondo del mar sea devuelto a
España, pues la empresa “caza tesoros”
Odyssey y Marine Exploration OME,
reclamaba para sí el íntegro del tesoro. Por su parte el Ministro de Educación,
Cultura y Deporte de España ha informado que una vez repatriados las monedas,
estas se distribuirán entre las diferentes
colecciones de los museos nacionales.
Se conoce que el Perú en julio
del 2009 ha reclamado la propiedad del tesoro y los descendientes de los comerciantes
alegaban que el navío transportaba bienes privados. La historia
registra antecedentes similares donde muchos tesoros expoliados fueron devueltos a países como Italia, Egipto,
Grecia, Colombia, inclusive el Perú, empero el señor Molina, Ministro en España, da una
opinión con cierta dosis virreinal, pues, en un tema rodeado de historia
social, política y económica, el Ministro español deja de lado la ética y la
moral. La periodista María Luz Crevoisier ha sostenido: “Los peruanos consideramos que aplicar este fallo no sería justo, pues
el tesoro fue extraído del Perú colonizado y fue rescatado cuando ya somos una
república libre y soberana”. Entonces, El Ministerio de Relaciones Exteriores y el novísimo Ministerio de
Cultura del Perú tienen la palabra,
pues los minerales de oro y plata fueron extraídos del sub suelo peruano, luego
acuñados en Lima, todo en un escenario social de penosa explotación de indios hace
más de 200 años.
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