En el año 2017 fue el Niño Costero; el 2020 la pandemia de Covid-19 y este año 2023 es mayor con daños personales y materiales, causados por fenómenos naturales, mientras el Estado no ha dado respuesta oportuna y verdadera en ninguno de los años citados. No estamos preparados, no hay prevención, pues en desarrollo urbano no hay planificación ni control. En la otra rivera del ocio legislativo percibimos congresistas dedicados a defenderse de sus propios actos inmorales, especialistas en censuras, vacancias; altas remuneraciones, costosos almuerzos, lujosas cocheras, etc. Somos un país de los proyectos inconclusos, o ejecutados con deficiencia donde prevalece la informalidad y estafa en obras públicas, cuyos responsables caminan muy orondos por calles y plazas de los pueblos. Imagine usted amable lector: “la vía expresa” o “zanjón”, en Lima, es una obra inconclusa. Sucede en la tierra, que cuando los fenómenos naturales comienzan a manifestarse poniendo en riesgo la vida de la gente, ésta se dobla de rodillas y mira al cielo, como “pidiendo” alguna esperanza de salvación. Veamos las siguientes imágenes:
Calle de la ciudad de Huarochirí inundada por lodo.En rio Mala, ruta Calango a San Lorenzo de Quinti, vehiculos varadosAnchucaya, trabajos en trocha carrosable en plena lluvia.Trabajador con pico y lampa tirado. Se preguntara: vendrán en nuestro apoyo?Represa Chacraquire en Langa afectado por fuerte lluvia.Vehiculos varados por estar inundado la trocha carrosable Antioquia-Huarochirí.
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