Esta es la interrogante, en estos días del 2013, de la gente que habita en Lima andina. Por supuesto que el pequeño productor agrario no va tener respuesta en ningún Congresista de la República, bien llamado “Los padres de la plata” como sugiere don Eduardo Espíritu Pezantes, pues han gestionado para beneficio propio un “sueldaso”, seguro privado de salud y un pasaje aéreo semanal. ¡¡68% de peruanos no se siente representado en el Congreso!! A decir del periodista A. Álvarez Rodrich, utilizamos la expresión cojudear ó más bien, muchos congresistas estarían estafando desde una isla con alfombras de riqueza para un mar de pobreza.
Pero vayamos a la interrogante. Ello implica carencia de lluvia en la sierra, sequia, merma en ojos de agua, carencia de pastos naturales, poca siembra, etcétera, e invocar a un ser supremo ¿será al Apu prehispánico ó el Dios católico? Ante los terribles efectos de la variabilidad climática la población indígena recurre a los Apus o divinidades mitológicas que, en el proceso de evangelización y extirpación de idolatrías desde 1532, por ejemplo en Huarochirí, fueron traumáticas, sin embargo, ritos y costumbres vinculados al agua han sobrevivido hasta nuestros días. El profesor, Carcelén Reluz, refiere que en dicho proceso de evangelización hubo personas especialistas religiosos para invocar a los poderes del medio ambiente en beneficio de la comunidad, tal el caso de Carampoma que en 1730 tenemos a Martin Santiago y se dice de él: “… y que el marcaiyoc esta tan libre que ni tributos paga porque el común se los paga y que no haze totalmente nada de obligaciones… Y que quando ai falta de agua se zube a los cerros a llamar los aguazeros. Y que quando llueve mucho se sube a idolatrar gritando que se suspenda el aguazero”. Dicho profesor, considera que se ha perdido mucho de sabiduría ancestral, entre ellos la tecnología necesaria que responda a los problemas traídos por la variabilidad climática.
Ritos ancestrales asociados al culto del agua son muy ilustrativos en Casta, Huanza, Laraos con la champería acompañado de hualinas. Por Huancata y Sangallaya en la zona sur de la provincia de Huarochirí, en la limpia o champeria de acequias y reservorios (mes de mayo) esta rodeado de actos rituales alrededor del manantial que, al incorporarse elementos hispánicos sobrevive en una mixtura. Ahora bien, frente al culto del agua, tenemos la falta de lluvia en estos días de invierno, pero la gente del ande responde con otra costumbre donde están presente: una actitud de fe del comisionado, viajar desde el ande al mar, “llenar” agua en un cántaro y luego este, por ejemplo, dejarlo en las alturas de Chancuya, 4,000 msnm, por donde pasa la nube y luego “orar y pedir a Dios” que llueva; una ancestral respuesta rodeado de sabiduría y mitología ante la variabilidad climática. En lo descrito debe cumplirse escrupulosamente con otros actos rituales antes y después de cada paso, con ciertos elementos y lugares que constituyen “secretos” mitológicos, mágicos y milenarios. En suma, una cuestión de fe y cultura viva que el habitante del ande “soluciona un tema”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario