Tras prestar juramento, Bukele pidió a los ciudadanos “apoyo incondicional” al comparar a su país con un enfermo y a su gobierno con un médico, en su discurso desde el balcón del Palacio Nacional ante miles de seguidores.
“Ya arreglamos lo más urgente que era la seguridad, vamos a enfocarnos de lleno a los problemas importantes, empezando por la economía”, afirmó.
Advirtió que en “este nuevo tratamiento para sanar la economía quizás también haya que tomar medicina amarga”, pero, dijo, “el país ya se curó del “cáncer” de las pandillas y ahora debe “curarse de la mala economía”.
Bajo polémica. “Millennial” de 42 años, este ex publicista de ascendencia palestina emprende otro mandato de cinco años con una poder casi absoluto, tras pulverizar a la oposición con un 85% de votos en las elecciones de febrero y ganar casi la totalidad del Congreso.
Bukele hace oídos sordos a quienes lo acusan de prácticas autoritarias y se ríe de quienes le llaman “dictador”, pese a que tiene a su favor todos los poderes estatales, incluidos magistrados que le permitieron buscar la reelección pese a estar prohibida en la Constitución.
Tomado de El Comercio, edición del 02-06-2024
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